Infecciones recurrentes del oído medio constituyen una gran amenaza para la salud de los niños. El lenguaje, una parte crítica del aprendizaje, es construido por estímulos auditivos durante los dos primeros años de vida del mismo plazo cuando las infecciones del oído son más comunes. Si esta entrada es humedecida por la infección o líquido en el oído medio durante este importante período, puede causar problemas de aprendizaje.
Un investigador ha demostrado que, incluso cuando se tratan adecuadamente, las infecciones recurrentes del oído medio durante los primeros dos años, puede dar como resultado un deterioro significativo en la capacidad de lectura hasta la edad de 7 años.
Uno de los beneficios del Azúcar de Abedul es su capacidad para inhibir el crecimiento de bacterias que causan infecciones del oído medio en niños pequeños. En dos estudios recientes que involucraron más de 1.000 niños masticando chicle con Azúcar de Abedul, se llegó a reducir la incidencia de infecciones del oído medio en un 40%, reduciendo en gran medida las complicaciones en curso del oído medio y la necesidad de antibióticos.
Regularmente el lavado de la nariz con un aerosol que contenga Azúcar de Abedul disminuye el número de bacterias dañinas y estimula la defensa normal de lavado de la zona. Una nariz limpia reduce los problemas con las alergias y el asma que se originan a causa de irritantes nasales y contaminantes.
La investigación actual muestra cómo las bacterias se unen a las células en el cuerpo, causando infección. El Azúcar de Abedul es conocido por ser capaz de interferir en este enlace, bloqueando la unión de las principales bacterias causantes de la infección que viven en la nariz. El Dr. Lon Jones, un médico en Plainsview, Texas, afirmo que el uso de un aerosol nasal con Azúcar de Abedul impedía el 93% de las infecciones del oído y dio lugar a reducciones comparables en infecciones de los senos, alergias y asma.
El azúcar de Abedul ha demostrado ser eficaz en la inhibición de Cándida Albicans, un grave problema de levadura sistémica, y otras bacterias intestinales nocivas, incluidas la H. pylori, implicada en la enfermedad periodontal, mal aliento, úlceras gástricas y duodenales, e incluso cáncer de estómago.